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Premiados. Fragmentos
P
remios
P
ríncipe
de
A
sturias
1981–2014. D
iscursos
La imaginación de los seres, en su continuo respirar, es una conmovedora secuencia narrativa. Es la
carta de las grandes navegaciones a cielo abierto. Nos hace cómplices de todas las culturas, de todos
los siglos, de sentimientos soterrados o a flor de piel. Nos induce a restaurar las ruinas arqueológicas,
en el ansia de escenificar el paraíso perdido.
En nuestra condición de errantes goliardos, empuñamos el verbo y la lujuria, experimentamos
el sabor de las lenguas de Babel, esa argamasa poética que se ubica en la franja entre lo sagrado y lo
profano. Confiados siempre en que la quimera está al alcance de todos. Y aunque la modernidad
se burle de la credulidad, el sueño irradia el placer de la carne y del espíritu.
El sol de las Américas, no obstante, es bienhechor. Una metáfora que antecede al discurso
del mestizaje y lo ampara. En este feudo americano estamos hechos de las sobras humanas. A lo
largo de sus cantos fúnebres y epifánicos se depositó en la palabra la centella de la poesía, la visión
transformadora que expresa el palimpsesto de nuestros rostros y recoge el pasado y los días por venir.
En algún lugar de este cuerpo iberoamericano se resguarda el recuerdo de los pueblos oriundos
de castas monoteístas y panteístas. De herencia griega, latina, ibérica, árabe, indígena, africana, su
cultura, fáustica y dispersa, traduce una singular manera de relacionarse con el mundo, de lanzarse
a alegorías exaltadas, de sumergirse en las utopías que otrora traicionaron a tantas generaciones.
De interrogar pensamiento y acción, enigmas y el poliedro de la luz, las nociones lacerantes de la
pasión desmedida.
Nélida Piñón
—
Premio Príncipe de
Asturias de las Letras
2005
Fragmento del discurso ofrecido
con motivo de la entrega del Premio
Príncipe de Asturias de las Letras el
21/10/2005.