Premios Príncipe de Asturias 1981–2014. Discursos - page 249

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Sociales. Brillante y laborioso erudito catalán, centra su vida en las vertientes filológicas, crítica e
historiográfica de la literatura, tanto castellana y catalana como provenzal y francesa, que han sido
objeto constante de sus estudios, indisociables de muchos años de investigación y de docencia.
Los numerosos estudios existentes acerca del
Quijote
y otros aspectos del arte cervantino
quedarían gravemente incompletos si no se contase con los trabajos de este ejemplar investigador.
Pero la pasión por Cervantes no es la única en su obra. Martín de Riquer ha escrito libros
decisivos sobre la lírica de los trovadores, los cantares de gesta franceses o el
Tirant lo Blanc,
y
ha editado o alentado la edición rigurosa de muchos textos clásicos que, carentes de impresiones
modernas, resultaban de difícil acceso.
Su
Antología de poetes catalans
, magna recopilación de versos en latín, provenzal, hebreo,
italiano, francés, castellano y catalán antiguo, constituye un corpus difícilmente superable. Martín
de Riquer expresa, con su trabajo, ese saber europeo y universal, sin particularismos ni fronteras,
que deseamos ensalzar con estos premios.
Si la educación es desde los griegos la piedra fundamental de la democracia, él nos enseña, con
profundo humanismo y vivo deseo de compartirlo, que solamente el conocimiento nos hace libres
y solo la instrucción y el estudio nos engrandecen y distinguen. Por todo ello, es un honor contar
hoy aquí con su presencia.
Se concede este año el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes al equipo español de
maratón, formado por los atletas Abel Antón, Martín Fiz, José Manuel García, Fabián Roncero,
Alberto Juzdado y Diego García. Este admirable grupo de atletas nos recuerda, con su ejemplo, que
el fin primero del deporte, que hoy aparece tan poderoso y apasionado, es el servir de sano estímulo
para la juventud, que en su práctica encontrará siempre caminos nobles para su formación.
El hecho de que los miembros de este equipo constituyan realmente un grupo de amigos, re-
fuerza la idea de lo deportivo como algo que une y que nunca debe separar. Sus virtudes han dado
excepcionales frutos en los campeonatos europeos y mundiales de los últimos años, que quedaron
rubricadas con sus victorias en el pasado campeonato del mundo de Atenas.
Todas las manifestaciones del deporte son valiosas, pero tal vez la maratón destaque por ser
la más desnuda de medios, la que exige más desvelos al deportista. Estamos ante quienes todo lo
deben a su exigencia de superación, al conocimiento de sí mismos. La obra de estos hombres nos
confirma que los sueños ardientemente deseados son los únicos que se cumplen.
Guatemala, que ha vivido a lo largo de treinta años un conflicto sangriento, con miles de víc-
timas y desplazados, y cuantiosos daños materiales, ha sido galardonada este año con el Premio
Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional.
Este premio tiene para nosotros un hondo significado, pues nada nos es ajeno de cuanto sucede
en los países hermanos de la otra orilla del Atlántico. El Acuerdo de Paz Firme y Duradera, suscrito
el pasado mes de diciembre entre el gobierno de Guatemala y la
urng, ha supuesto el regreso a la razón que nos humaniza y a
una solución esperanzadora para este pueblo querido, así como
un ejemplo sublime del potencial humano en el arduo, a veces
penoso, pero ilusionante camino hacia la convivencia.
Nos enorgullece y alegra también que compatriotas nues-
tros hayan estado al mando de la misión militar internacional
que ha velado, primero, por evitar los enfrentamientos entre los
contendientes, y, al fin, por la rúbrica de la paz. El presidente de
Guatemala, don Alvaro Arzú Irigoyen, que tenemos la satisfac-
ción de que esté hoy entre nosotros, junto con máximos repre-
sentantes de la Junta Directiva Provisional del Comité para la
formación del Partido urng, ha elogiado la gran tarea realizada por los militares españoles.
Celebramos, pues, el paso adelante que ha dado el pueblo de Guatemala en beneficio de su país y
de toda Centroamérica. Los esfuerzos deberán dirigirse ahora hacia la mejora de las condiciones so-
ciales y el progresivo bienestar de los guatemaltecos. Así, se asentará, definitivamente, la ansiada paz.
«Una España democrática, la de los últimos
veinte años, dueña de su destino, donde todos
los días nos afanamos por defender lo que Don
Quijote definió como «el más precioso don que
a los hombres dieron los cielos»: la libertad.»
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