Premios Príncipe de Asturias 1981–2014. Discursos - page 278

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de
octubre
de
1999
Agradezco de forma especial la presencia en este acto del presidente Andrés Pastrana de Co-
lombia, que pone de relieve lo mucho que este pueblo admira la tarea desarrollada por el Instituto
Caro y Cuervo. Y quiero expresarle también, señor presidente, que en España vivimos, como si
fueran nuestros, los obstáculos que se oponen al esperanzador proceso de paz que allí se ha inicia-
do y hacemos votos para que culmine con prontitud y éxito.
Por segunda vez, los jurados premian el fecundo hispanismo británico, este año en la persona
del historiador Sir Raymond Carr, al que se le ha concedido el Premio Príncipe de Asturias de
Ciencias Sociales.
Objetividad, rigor científico, visión global, son algunas de las virtudes que adornan la vida y
el trabajo de este profesor de la Universidad de Oxford y miembro de la Real Academia Británica.
Como ha dicho de él su colega y también receptor de nuestro premio, Sir John Elliott, el profesor
Carr ha hecho una aportación de la máxima importancia a nuestro conocimiento de la historia de
España en los siglos xix y xx.
Las nuevas generaciones de historiadores, tanto dentro como fuera de nuestro país, se han be-
neficiado de los caminos por él abiertos. Su libro sobre España entre los años 1808 y 1939, y otras
publicaciones posteriores, han aportado una visión innovadora y veraz a la historia de la España
contemporánea, situándola dentro de su contexto europeo. Ha contribuido así a la mejor com-
prensión tanto de la guerra civil del 36 como de nuestra transición a la democracia.
Además de sus publicaciones, que ya son por sí mismas prueba de un historiador de dotes
excepcionales, hay que subrayar su gran impulso a la renovación historiográfica de España desde
su magisterio como director del St. Anthony’s College de la Universidad de Oxford. Durante esos
años, el Colegio llegó a ser un brillante centro intelectual para el estudio de España y del mundo
hispánico. En él se formaron estudiantes españoles e hispanoamericanos que más tarde participa-
ron directamente en el cambio político y cultural de sus respectivos países. El estímulo intelectual
promovido allí por el profesor Carr fue imprescindible para el éxito de esta empresa tan creadora
y de influencia permanente.
Ha recibido hoy el Premio Príncipe de Asturias de las Artes el arquitecto valenciano Santiago
Calatrava. Su original entendimiento de los volúmenes, el empleo de nuevos materiales y técnicas
y la búsqueda de una estética juvenil e innovadora, además de su gran prestigio internacional,
han sido con toda seguridad factores determinantes para que el jurado se haya decidido por su
candidatura. La imaginación, la clara creatividad, son también características inconfundibles de su
arquitectura, a la vez tan española y tan meridional.
Sus obras comparten peculiaridades y virtudes de otras
formas del arte y del conocimiento. Esta interrelación se da
en la combinación magistral de la arquitectura, la ingeniería,
la escultura, el diseño o la filosofía, haciendo de su labor una
expresión duradera de utilidad y estética contemporánea. San-
tiago Calatrava ha sabido combinar con acierto la práctica de
su profesión con la de la docencia en el Instituto de Estática de
la Construcción de Zúrich. Por la energía y versatilidad que ha
puesto en su trabajo, cobra actualidad aquel pensamiento de los
maestros renacentistas para los que la sabiduría era hija de la
experiencia y del amor por la obra bien hecha.
El Premio Príncipe de Asturias de las Letras ha sido otorgado al escritor alemán Günter Grass,
a quien, en primer lugar, todos felicitamos también por la reciente concesión del Premio Nobel de
Literatura. Como consecuencia de su condición de creador de mundos literarios nuevos, Grass es
el autor de algunas de las novelas más significativas que se han escrito en la segunda mitad de este
siglo. En ellas, convertidas a menudo en metáforas o parábolas de la sociedad actual, la fuerza y la
expresividad de su prosa alcanzan las más altas cimas. Por ello ha sido reconocido también como
uno de los más vigorosos renovadores de la lengua alemana.
Narrador de su tiempo, autoridad moral para muchos, crítico social, objetor cívico, intelectual
«Jamás subrayaremos suficientemente, por
tanto, la importancia que nuestra lengua tiene
para los pueblos de España y, a la vez, para las
naciones hermanas del otro lado del Atlántico.»
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