Premios Príncipe de Asturias 1981–2014. Discursos - page 521

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mayúsculas, retazos de una realidad imaginada que siempre consigue conmover al lector. Todo
ello revela su intenso amor por la palabra, su respeto profundo por la literatura y una capacidad
para la expresión de lo bello y sus formas que nos admira.
En su idioma original o en las magníficas traducciones al español, John Banville se nos muestra
como un maestro con un dominio del lenguaje que le permite, bajo el seudónimo de Benjamin
Black, escribir también obras de tono y tema totalmente distintos, de escritura más rápida y más
eficaz, pero no por ello menos intensa.
El estado de ensoñación, en el que afirma que escribe, envuelve su obra en una luz especial,
distintiva, esa luz de la que siempre dependen, como afirmaba su admirado James Joyce, los colores
de la realidad.
El Premio de Cooperación Internacional ha sido concedido al Programa Fulbright, promovido
por el Gobierno de ee.uu. y presente en la actualidad en 150 países. Conocimiento, razón y
compasión son las tres palabras que el senador Fulbright, creador del Programa, utilizó para
definir sus propósitos. Tres palabras que explican la intensa actividad que el Programa desarrolla
desde 1946 y la excelencia que ha mantenido, conservado y fomentado desde entonces.
El Programa Fulbright es un instrumento para la paz y para la amistad entre naciones, las cuales
—como afirmaba hace ya más de 200 años nuestro Jovellanos— son más prósperas y dichosas
cuando su primer manantial es una instrucción pública de excelencia. Desde esa convicción,
los responsables del Programa Fulbright son muy conscientes de que su labor es una forma de
intercambio cultural, de diálogo y de entendimiento. Es, en
definitiva, una experiencia basada en la defensa y afirmación
de los valores más altos del espíritu humano, y que, por ello, ha
dado y seguirá dando en el futuro los mejores frutos.
Desde finales de la década de los 50, España se ha benefi-
ciado de la concesión de becas del Programa a través de la Co-
misión Fulbright. Gracias a ellas miles de estudiantes españoles
han estudiado en ee.uu. y también han sido miles los estadou-
nidenses que lo han hecho en España, creándose así, a lo largo
de los años, una red de colaboración entre nuestros países que
—como recordé el pasado mes de septiembre en la sede del Instituto de Educación Internacional
de Nueva York (iie)— comparten los mismos valores de democracia y libertad.
Esa red es símbolo de las excelentes relaciones que nos unen y que, gracias al intercambio
de conocimiento, de ideas, de cultura, de ciencia, se hacen aún más sólidas y permanentes. Nos
felicitamos porque esto sea así y estamos seguros además de que seguirá consolidándose para
satisfacción de ambos países.
La Maratón de Nueva York, la más popular de cuantas se celebran en el mundo, ha recibido este
año el Premio de los Deportes. Es una prueba construida con el entusiasmo de miles de personas,
profesionales y aficionados, que disfrutan corriendo por las calles de una ciudad y la transforman
por unas horas en un espectáculo de solidaridad, esfuerzo, dignidad y deportividad.
Además de un reto personal para los participantes, es una carrera que proporciona la
maravillosa sensación de intervenir en un hecho extraordinario, que concentra a más de dos
millones de espectadores y en el que colaboran más de 9.000 voluntarios. Todo ello convierte a la
Maratón de Nueva York en un ejemplo, en un modelo de convivencia pacífica y de unidad, en una
actividad deportiva creada con el sencillo motivo de disfrutar corriendo en grupo.
Es un auténtico ejemplo de la grandeza de estar unidos, de avanzar juntos, desde la generosidad
y la deportividad, mirando al horizonte de una meta común y compartida por todos.
Y finalmente, señoras y señores, la periodista Caddy Adzuba, de la República Democrática del
Congo, ha recibido el Premio de la Concordia.
Con lucidez lo afirmó Gandhi: «Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio
de la gente buena». Y Azduba no quiere callarse, no puede callarse, no está dispuesta a que el
silencio se extienda sobre la barbarie y la violencia que sufren las mujeres, las niñas y los niños de
«La sociedad necesita referencias morales
a las que admirar y respetar; principios
éticos que reconocer y observar; valores
cívicos que preservar y fomentar.»
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