Premios Príncipe de Asturias 1981–2014. Discursos - page 426

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eatro
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ampoamor
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de
octubre
de
2008
Es cierto: los seres humanos no podemos vivir sin libertad. Sobrevivimos sin ella, pero no vivi-
mos con plenitud. Esta es la lección más profunda que podemos extraer de la experiencia de Ingrid
Betancourt. Y quienes tenemos la fortuna de poder denunciar situaciones tan injustas, tan duras,
debemos defender la dignidad, la felicidad y el bienestar del ser humano en libertad. Por todo ello,
reconocemos esta tarde su heroica resistencia, su victoria, la ausencia de rencor en su corazón, la
grandeza de su ánimo.
Quisiéramos asimismo recordar con cariño a las catorce personas que compartieron con ella
su liberación; una liberación llevada a cabo de un modo impecable y valiente por las Fuerzas
Armadas colombianas a las que felicitamos y a las que animamos en su trabajo sufrido y arriesgado.
Animamos también a los gobiernos que, como el de nuestra hermana Colombia, trabajan por
la consolidación del sistema democrático, las libertades cívicas, la convivencia pacífica y el final
definitivo de problemas tan injustos y graves para la seguridad y la salud; para la estabilidad
regional y las necesidades de desarrollo económico y social.
Señoras y señores:
A lo largo de estos años, muchos de nuestros premiados nos han alertado sobre los retos a los
que la humanidad se enfrenta en estos comienzos del siglo xxi. Y muchos nos han hablado con
lucidez y preocupación sobre distintos aspectos de un proceso en el que llevamos inmersos va-
rias décadas: la globalización, que ha impulsado el acercamien-
to imparable de las naciones hasta formar una auténtica aldea
global, en la que —más que nunca— compartimos el futuro de
nuestros destinos y las consecuencias de nuestras acciones.
En ese marco, aprovechemos las oportunidades que nos
ofrece la universalización de los sistemas de comunicación y
transmisión del conocimiento. Trabajemos unidos para estabi-
lizar y sanear, cuanto antes, el sistema financiero internacional.
Busquemos entre todos encauzar correctamente la presión del
desarrollo humano sobre el medio ambiente de nuestro planeta. Hagamos frente solidariamente a
los desastres naturales y a las grandes emergencias. Y unamos nuestros esfuerzos para luchar con
eficacia y mediante todos los instrumentos del Estado de Derecho contra el terrorismo, y contra
todas las formas de crimen organizado.
Estas realidades globales del mundo interdependiente en el que vivimos afectan a aspectos
esenciales de nuestra existencia y condicionan nuestra libertad, progreso o bienestar. Y, por ahora,
carecen de soluciones globales eficaces. Hemos oído reivindicar, desde este mismo escenario, la
necesidad de respuestas colectivas a muchos de los retos mencionados; y sin embargo, pese a su
importancia y aun reconociendo el valor y el esfuerzo de muchas iniciativas de distinto signo y
origen, no se han abordado con la necesaria convicción, celeridad y contundencia.
La reciente crisis financiera ha puesto de relieve tanto la verdadera amplitud y profundidad de
ese proceso, como la necesidad urgente de superar los grandes riesgos y desafíos que plantea esta
comunidad global que estamos construyendo. Revela lo imprescindible que resulta para las socie-
dades y los estados tomar conciencia de la necesidad de que las instituciones ordenen y regulen la
globalización; en definitiva, para ofrecer mayor confianza y esperanza a todos los habitantes del
planeta.
La gestión de este proceso requiere un gran esfuerzo de cooperación y concertación mundial.
Precisa de un impulso, equilibrado y respetuoso con las responsabilidades de los estados, al tiempo
que audaz, para que podamos hacer frente con determinación y visión de futuro a los retos que
plantea. Y para que así, también, se puedan aprovechar mejor las ventajas que nos proporciona a
todos este nuevo escenario mundial.
Las tres últimas décadas son una muestra evidente de la voluntad de España de construir su
futuro sobre la solidez de los valores democráticos y de situarse activamente en el escenario inter-
nacional. Sobre esas bases, estoy convencido de que España está decidida a contribuir a ese gran
esfuerzo multilateral para encauzar el proceso de globalización.
«Es cierto : los seres humanos no podemos
vivir sin libertad. Sobrevivimos sin ella,
pero no vivimos con plenitud.»
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