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Discursos  

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Discurso de Su Alteza Real el Príncipe de Asturias durante la ceremonia de los Premios Príncipe de Asturias 1983.

Cada vez se incrementa más, con su abrazo profundo y fraternal ampliamente extendido, la gran familia de la Fundación Príncipe de Asturias.

Es ésta la tercera ocasión que se me presenta de dirigirme a ustedes en el solemne acto de entrega de los premios que llevan mi nombre, y como en las anteriores, me siento muy emocionado y lleno de responsabilidad.

Un "examen", pues, que estoy pasando ahora, como todos los años, pero con mucha más satisfacción y alegría que otra clase de pruebas académicas.

En estos momentos quiero recordar un hecho especial: A comienzos de junio pasado, en representación de mi padre, el Rey, hice mi primer viaje a América para asistir a la conmemoración del cuatrocientos cincuenta aniversario de la fundación de Cartagena de Indias.

Para mí ha sido algo inolvidable. A América, hermosa y plural, prolongación de nuestra patria más allá de los mares, desearía volver una y otra vez.

Por ese motivo, agradezco en este acto público la hospitalidad y el cariño de que fui objeto entonces por el Presidente de la República de Colombia, excelentísimo señor don Belisario Betancur, que hoy se encuentra entre nosotros.

Señor Presidente, muchas gracias.Os las doy desde aquí, desde mi casa universal de Asturias, de donde salieron tantos hijos para fundirse en el afecto y en el trabajo con sus hermanos de los pueblos de la América española.

En la cultura y en la educación está el secreto de la convivencia, del progreso y de la paz. Por eso creo, como dije al principio, que los objetivos de esta Fundación contribuyen a ampliar nuestra gran comunidad hispanoamericana. A todas vuestras iniciativas y vuestros propósitos en este sentido, me siento unido con el mayor entusiasmo.

Por otra parte, los premios que de día en día van adquiriendo mayor renombre e importancia, se han convertido en un mensaje permanente y necesario que cada año se lanza desde aquí, tanto a España como a las naciones de América, y nos permite enriquecer el acervo de nombres distinguidos en las distintas esferas de las artes, de las letras, de la ciencia, de la cooperación entre los hombres y entre los pueblos.

Felicito a todas las personalidades premiadas. El resultado de su elección muestra los altos niveles de exigencia que la Fundación Príncipe de Asturias se propone. Felicito también al Jurado por el acierto de su trabajo, difícil y comprometido.

Agradezco a la maravillosa región de Asturias y a esta noble ciudad de Oviedo el magnífico marco que nos brinda.

Y expreso finalmente mi deseo de ser un alumno aplicado en el aprendizaje y el estudio de las obras y de las biografías científicas y artísticas que han sido premiadas. Ellas simbolizan la vida fecunda de los pueblos, a los que quiere servir, a través de la cultura y el humanismo, nuestra Fundación.

Muchas gracias.

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