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Pastores de los Picos de Europa (1994)

Los pastores de los Picos de Europa constituyen un grupo humano heredero y transmisor de una tradición secular como es el pastoreo en las majadas y los pastos de altura. Procedentes de los concejos de Amieva, Cabrales, Cangas de Onís, Onís, Peñamellera Alta y Peñamellera Baja, los pastores han conservado un sistema equitativo de explotación de los pastos de montaña, guiados por la solidaridad y por la búsqueda constante del beneficio de toda la colectividad.

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La forma tradicional del pastoreo en los Picos de Europa consiste en llevar al ganado a los pastos de altura durante los meses de buen tiempo, normalmente entre abril y octubre, con el objetivo de aumentar su rendimiento y la calidad de la leche, aprovechando el mejor estado de los pastizales. Durante la estancia en las majadas de los puertos, el pastor desarrolla una jornada de trabajo continua para atender a los animales, ordeñar, elaborar queso, proveerse de agua, etc. Todo ello durante las horas de sol, ya que las cabañas carecen de luz eléctrica y las comodidades de la vida en un núcleo poblado. Dentro de estas labores, los pastores han conservado de generación en generación, hasta la actualidad, los secretos de la elaboración artesanal, con la leche de sus rebaños, de los quesos gamonéu del puertu, cabrales y de Beyos. En el desarrollo de su trabajo, los pastores hacen uso de unos amplios conocimientos, que van desde la interpretación de la variable climatología de alta montaña, a la recuperación de pastizales, la plantación de flora autóctona y la reducción de matorral, evitando la proliferación de incendios. Para la transmisión de estos saberes y la conservación de este oficio ancestral, en 2006 el Consorcio para el Desarrollo Rural del Oriente de Asturias puso en marcha la Escuela de Pastores, que combina formación teórica y práctica, con estancias de los alumnos en las majadas con ganaderos de los Picos. A esta Escuela acuden cada año jóvenes de todos los puntos de España. Las majadas, de titularidad pública, son gestionadas por los pastores a través de sus propias ordenanzas. Asimismo, los pastores se organizan por majadas, que suelen corresponder a sus pueblos de origen en las zonas bajas de los valles. Esta actividad ancestral está considerada como parte fundamental para la conservación de las praderías y la biodiversidad del actual Parque Nacional de los Picos de Europa.

Cada 25 de julio, desde 1939, se celebra en la Vega de Enol la Fiesta del Pastor, declarada de Interés Turístico Nacional. Al margen de las actividades lúdicas, en esta jornada se reúne el Consejo de Pastores para proceder al reparto anual de las praderías de montaña y la elección mediante votación del Regidor de Pastos, que es el encargado de que se cumplan las ordenanzas tradicionales. Este grupo humano fue galardonado en 2002 con la Medalla de Plata de Asturias, que concede el Gobierno del Principado.

Acta del jurado

Reunido en Oviedo el Jurado del Premio al Pueblo Ejemplar de Asturias 1994, integrado por Dª. Paloma Alonso, D. Efrén Cires, D. José Antonio Coto, D. Felipe Fernández, D. Obdulio Fernández, D. Claudio Fernández Junquera, Dª María Jesús Queipo, D. Ignacio Quintana, D. Javier López Llaneza, D. Joaquín Manzanares, D. Guillermo Mañana, D. Juan Ramón Pérez Las Clotas y D. Francisco Rodríguez, presidido por D. Francisco Tuero Bertrand y actuando de secretario D. Adolfo Barthe Aza, acuerda por mayoría conceder el Premio al Pueblo Ejemplar de Asturias 1994 a la candidatura que con el título Pastores de los Picos de Europa ha sido presentada.

El pastor de los Picos de Europa es aquel ganadero cuyo régimen de vida viene marcado por los ciclos estacionales del pastizal, de la majada, el invernal y el establo; que posee cabaña en el puerto y que está adscrito a una vega o vegas determinadas, considerando, además, que es el puerto el lugar donde desarrolla su actividad de forma principal y que es, por lo mismo, heredero y partícipe de los conocimientos, valores y actitudes que se han ido transmitiendo durante generaciones.

Los pastores forman un grupo homogéneo, con sus propios valores, órganos de gobierno y formas de vida que, además, destaca por su alto concepto de la solidaridad y por el mantenimiento voluntario de las tradiciones heredadas a través de siglos. Conservan un sistema equitativo de explotación de los pastos de montaña, que han defendido siempre de todo intento de privatización o dominio particular, persiguiendo constantemente el beneficio de toda la colectividad. Además, los pastores han demostrado sobradamente su afán de protección del grandioso medio natural que son los Picos de Europa y han realizado numerosos actos heroicos de rescate de montañeros o visitantes de esta zona, arriesgando sus propias vidas para salvar las de otros.

Han contribuido, también, a la conservación de una arquitectura tradicional de montaña, al cultivo y desarrollo de una artesanía ancestral y al mantenimiento de un sistema cultural que se expresa, entre otras cosas, a través de productos singulares que forman parte del acervo gastronómico universal.

Oviedo, 15 de junio de 1994

Discurso de S.A.R. el Príncipe de Asturias

Circunstancias especialmente felices, familiares, ahora conocidas públicamente, me obligan a estar mucho menos tiempo del que yo hubiera deseado con vosotros.

Me siento especialmente feliz al venir a este bellísimo territorio -por el que sintieron una especial predilección mis antepasados-, donde la naturaleza ha creado tanta grandiosidad y en cuyas estribaciones están las raíces de la nación española. Estar también en las cercanías de la Santina me emociona, como siempre emociona a los asturianos su cercanía.

Precisamente en Covadonga recibí en 1977, en mi primer viaje oficial al Principado, los atributos de Príncipe de Asturias. Una jornada inolvidable que presidieron mis padres, SS.MM. los Reyes.

A estos sentimientos se añade mi satisfacción por venir a entregar el "Premio al Pueblo Ejemplar de Asturias 1994" a los Pastores de los Picos de Europa, unas mujeres y unos hombres que han sabido ganarse la admiración y el respeto de todos por su abnegada y ejemplar lealtad a unas tradiciones y unos modos de vida cuyas raíces se hunden en el tiempo.

Hablar de los pastores de los Picos de Europa supone, ante todo, rememorar un tiempo pasado, en el que los habitantes de estas montañas protagonizaron acontecimientos que son hitos gloriosos de la historia común.

Los historiadores romanos resaltaron la gesta de los pastores de estas montañas, que se enfrentaron entonces a las tropas del más poderoso imperio, lo que quedó como monumento al valor de un pueblo que luchó valerosamente por su libertad. Sobre esa libertad, y a partir de Covadonga, se construyó el cimiento de España.

Pero el premio que hoy se otorga aquí a los pastores de los Picos de Europa no es un premio al pasado. Se premia esa otra historia más íntima, hecha día a día sobre esta difícil e impresionante geografía; la historia del trabajo humilde llevado a cabo en silencio y de forma casi anónima, manteniendo viva una cultura milenaria, que es fuente de vida y de riqueza, y que moldea un paisaje único en el que la impronta del pastor es decisiva.

Gracias a este trabajo, los Picos de Europa se adornan hoy con la austera y variada arquitectura de las cabañas, con las vegas de pasto, salpicadas de majadas y unidas entre sí por una red de senderos que humanizan la geografía y la dotan, por su belleza, de un especialísimo atractivo.

En medio de estos parajes tan bellos en donde la naturaleza se manifiesta con todo su esplendor, no queremos olvidar otros, también muy bellos, pero que han sido heridos por la actividad industrial. Me estoy refiriendo a las comarcas mineras de nuestra región y quiero desde aquí animar a las autoridades y a sus vecinos para que sus proyectos de recuperación y regeneración de aquella naturaleza y de aquellos paisajes se realicen cuanto antes. Deseamos que los pueblos mineros sean algún día Pueblos Ejemplares de Asturias por esta tarea, como ejemplares han sido su laboriosidad y su defensa de la dignidad y los derechos de los trabajadores.

Tampoco podemos olvidar desde aquí los devastadores, y hasta humillantes, incendios que todos los veranos arrasan los bosques de España y que desertizan y destruyen otros espléndidos patrimonios naturales de nuestro país.

Como acabamos de escuchar, el acta del jurado, a quien agradezco profundamente su servicio a nuestra Fundación, resalta la hermosa tarea de los pastores de mantener las tradiciones heredadas a través de los siglos. Por eso les pedimos que sigan siendo ese conmovedor ejemplo de solidaridad, de amor a su tierra y de respeto a la herencia de sus antepasados, como lo hacen también tantos otros pastores de las montañas de España.

Vosotros, que sabéis orientaros entre las brumas y la niebla, que sabéis anticiparos a los peligros de los cambios bruscos del clima, que sois capaces de caminar en la noche por los más abruptos caminos, que sabéis que con pequeños pasos se llega a las más altas cumbres, sabréis conjurar los peligros que amenazan vuestras montañas.

Yo os animo a que, como hasta ahora, mantengáis vivas vuestras tradiciones y los preciosos conocimientos que os entregaron vuestros padres para sobrevivir en la montaña, que cuidéis como siempre la flora y la fauna, que sigáis plantando fresnos y robles, que cuidéis los pastos y estos paisajes únicos. Pero que nunca os olvidéis también de estar atentos a aquellos avances de nuestro tiempo que puedan mejorar vuestras condiciones de vida y las de vuestros hijos. No es incompatible el progreso con el apego a vuestras raíces culturales si ello se sabe medir y valorar equilibradamente.

Os animo también a que mantengáis vuestros altos valores humanos y el sentido de la solidaridad entre vosotros y para con los demás. Que sigáis teniendo las puertas de vuestras cabañas abiertas al caminante, con la lumbre y el agua prestos a calmar el frío y la sed, y que sigáis arriesgándoos valerosamente, como hasta ahora, cuando escuchéis entre la niebla o la nieve un grito de auxilio.

Tendréis nuestro más admirado y profundo agradecimiento, y tendréis también, como siempre, la protección de la Santina, a la que tantas veces dedicáis vuestras oraciones, alegrías y penas, pues como dice la canción, en el cielo hay una estrella que a los asturianos guía.

Muchas gracias.

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