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Dani Rodrik

Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2020

Mensaje de agradecimiento del Excmo. Sr. D. Dani Rodrik emitido en el acto de entrega de los Premios Princesa de Asturias, celebrado el 16 de octubre de 2020.

Majestades, Altezas Reales, distinguidos premiados, señoras y señores:

Quiero transmitirles mi más profundo agradecimiento por este gran honor. Lamento no poder hacerlo en persona debido a las restricciones de viaje impuestas por la pandemia. El jurado destacó que mi trabajo aborda la cuestión de cómo podemos hacer que la globalización sirva a la sociedad. Puede parecer obvio que el objetivo de la economía global es mejorar las condiciones materiales y sociales de las personas en todas partes. Sin embargo, es notable cómo nuestro pensamiento sobre la globalización ha dado un giro extraño en las últimas décadas. La globalización se ha convertido en un fin, más que en un medio.

En lugar de preguntar cómo podemos diseñar acuerdos económicos internacionales para que cada nación pueda disfrutar de los frutos de la prosperidad y la seguridad económica inclusivas, nos hemos preguntado qué debería hacer cada nación para fomentar el comercio y las finanzas internacionales. La derecha y la izquierda del espectro político estuvieron de acuerdo en que la globalización era inevitable y solo discreparon sobre los detalles de lo que cada nación tiene que hacer para prepararse para ella. Para la derecha, la respuesta fue desregular la economía y bajar los impuestos; para la izquierda, fue invertir en habilidades, educación e infraestructuras. Pero en ambos casos, fuimos nosotros los que nos ajustamos a las fuerzas económicas globales, y no al revés.

Es como si la globalización nos cayera del cielo ya formada e incontrolable. En realidad, por supuesto, todos los aspectos de la globalización –los acuerdos comerciales y las regulaciones bancarias que la moldearon– fueron ideados por grupos de interés particulares. Los bancos, las corporaciones, los tecnócratas lideraron el proceso y no es de extrañar que fueran los grandes beneficiados.

La pandemia en sí es un ejemplo devastador de lo sesgadas que estaban las prioridades de los diseñadores de la globalización. Las reglas globales priorizan los motivos económicos y comerciales. En cambio, podríamos haber optado por privilegiar diferentes dimensiones de nuestra interdependencia global. Podríamos haber construido una globalización de la salud pública, destinada a prevenir y mitigar las pandemias a través de bienes públicos globales, tales como sistemas avanzados de alerta, investigación médica, vacunas. Podríamos haber construido un régimen ambiental global, abordando el cambio climático a través de políticas de descarbonización y transferencias adecuadas de recursos al mundo en desarrollo. Podríamos haber hecho a las organizaciones laborales internacionales –UNESCO, UNICEF– tan importantes y poderosas como el FMI, la OMC y la OCDE.

Por tanto, creo que la verdadera cuestión a la que nos enfrentamos no es la de más o menos globalización, si deberíamos estar a favor o en contra de la globalización, sino a quiénes se debería tener en cuenta mientras definimos quiénes conforman ese nosotros Creo firmemente que podemos idear una globalización que ayude a las sociedades a gestionar sus desafíos tanto económicos como no económicos, dejando de lado el nativismo visceral y la xenofobia.

Considero este premio como un reconocimiento de que tal globalización es realmente factible.

Una vez más, les expreso mi agradecimiento a todos ustedes y al pueblo de Asturias.

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